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EL POETA MARTEÑO DEL OLIVO, DEL AMOR Y DE JAÉN

EL POETA MARTEÑO DEL OLIVO, DEL AMOR Y DE JAÉN

Por Javier Cano - Febrero 03, 2024
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Miguel Calvo Morillo murió un día de los Enamorados de 2010, pero su obra literaria no ha perdido ni un ápice de ese delicado regusto rural que la hizo distinta cuando le cantaba a su pueblo, su capital adoptiva, el amor o el campo 

De Miguel Calvo Morillo (1930-2010) se ha escrito mucho, pero no todo. Autor de una ingente obra difundida en nueve libros de poesía, otros cuantos de historia y costumbres y en multitud de artículos en prensa escrita y radiofónica, su producción literaria conserva ese personalísimo sabor que la hizo distinta en el panorama provincial de la segunda mitad del siglo XX hasta su desaparición y que mantiene intacto, a día de hoy, el delicadísimo regusto rural que la caracteriza. 

Sin embargo (como contaba Aleixandre sobre García Lorca), su figura, el ser humano que fue este patriota de Martos, es para muchos el cimiento poético de cuanto escribió y recitó. Un hombre querido y recordado que hoy, de la mano de sus poemas, amistades y familia, se erige en protagonista del reportaje sabatino de Lacontradejaén.

"Un gran poeta, un gran hombre, un gran amigo": "Ya venía de Martos cuando se unió al grupo poético El Olivo. Un auténtico, decían de corte clásico, pero yo no lo definiría así", lo evoca la poeta, pintora y profesora Carmen Bermúdez.

Y apostilla: "Sus poemas estaban llenos de contenido: eran hondos, sentidos, tenían alma como suele decirse". Tan entrañable fue su relación que rozó el parentesco: "Lo apreciaba tanto que fui madrina de su hija Raquel (que también escribe), siempre lo recordaré".

Por su parte, su íntimo y coautor, con él, de la letra del Himno de Martos, el docente, poeta, periodista, político y empresario Julio Pulido Moulet, lo recuerda para los lectores de este periódico:

"Miguel Calvo me inoculó dos venenos: la poesía y la radio. Pero me los endulzó con el almíbar de la amistad y la compartimos con el amor a nuestra tierra marteña. Alma de niño en corazón grande, Miguel interpretó como nadie el ser marteño a través del verso. Tuve el inmenso honor de escribir con él esa letra".

 Primero por la derecha, agachado, el escritor en una entrañable instantánea familiar. Foto cedida por Antonio Calvo Chamorro.
Primero por la derecha, agachado, el escritor en una entrañable instantánea familiar. Foto cedida por Antonio Calvo Chamorro.

APUNTE BIOGRÁFICO

Bachiller de formación, empezó a escribir en la década de los 50 en la mítica revista Advinge de Jaén capital. Cofundador de la emisora La Voz de Martos, donde ejerció como locutor y jefe de programación, se instaló en la ciudad del Santo Rostro allá por 1967. Primero, en la legendaria Torre de Jaén; después en Sagrado Corazón de Jesús, en el barrio de Santa Isabel, y tras un periodo en el Gran Eje, al Arrabalejo, donde vivió hasta su último aliento. 

Hijo de marteño y de zamorana (recuerda Antonio, el menor de los cinco hijos del matrimonio —Jorge, Miguel, Marcos, Raquel y Antonio—) formado por el poeta y su paisana Carmen Chamorro Donaire, fallecida en 2017), como todo buen hijo de pueblo vino al mundo con apodo: "Le decían Calvillo, porque mi abuelo paterno tenía un bar en Martos y le llamaban así", rememora.

Un hogar de hosteleros en tiempos de la República, formado por cuatro hijos (el poeta y tres hermanas) que pasaron fatigas en torno al 36 y los años posteriores, como recordaba Miguel en uno de sus poemas: "Y el agua sin llegar a los grifos, / y tanto para nada; / sacrificando los tomates / dentro de las botellas, / y el estallido de los cohetes / para no olvidarnos de la guerra, / y morirse de pena o de hambre..." // 

Jefe de redacción de la publicación mensual El eco marteño, cofundador de la revista Senda de los Huertos y del grupo Claustro Poético, junto con algunos de los poetas jiennenses más significativos de su tiempo, profesionalmente se ganó la vida como funcionario de la Cámara Agraria Provincial, en la que desarrolló su trayectoria laboral hasta su jubilación como administrativo-contable.

Un campo este, el de la organización y administración, que se le daba la mar de bien si se tiene en cuenta que por donde pasaba, era requerido para ello: "Estuvo en las asociones de padres de nuestros colegios, siempre fue el presidente; y en las asociaciones de vecinos... Lo llamaban siempre", comenta su hijo Antonio. Nunca supo decir no.

 Calvo Morillo (tercero por la derecha), junto a compañeros de la poesía provincial en la presentación del primer número de Claustro Poético, en 1995. Foto: Archivo de Javier Cano.
Calvo Morillo (tercero por la derecha), junto a compañeros de la poesía provincial en la presentación del primer número de Claustro Poético, en 1995. Foto: Archivo de Javier Cano.
 

UN HOMBRE BUENO

Queda claro, por los testimonios fraternos de sus amigos, que si un rasgo definía a la perfección la forma de estar en el mundo del escritor marteño era la bonhomía. Pero, ¿y en el ámbito más reducido, el de la familia?

"Era un hombre muy bueno, muy chinche pero muy bueno (¡qué jaenero eso de ser chinche y de bautizarle así el carácter!). "Fue padre, amo de casa cuando tuvo que serlo y mi madre estaba más fastidiada, no era machista ni nada de eso", aclara Antonio Calvo. 

"Buen padre, buen abuelo... Los vecinos siempre me decían: '¡Qué bueno es tu padre!". Algo tendrá el agua cuando la bendicen. "Yo iba con mi padre a cualquier cosa y él iba tomando notas de todo, le interesaba todo", recuerda Antonio, que lo llevó y lo trajo en coche muchísimas veces ante la negativa vital del poeta de sacarse el carné. 

Lúcido y activo hasta el final, corría el año 2010 cuando la prensa provincial y el mundo cultural de la provincia amanecía con la aciaga noticia de la muerte de Miguel Calvo Morillo, un día tan señalado como el 14 de febrero:

"El día 12 le dio un ictus, vino el médico y nos dijo que podía durar dos días o dos meses", trae a su memoria Antonio Calvo. Y fueron dos días. 

En el cementerio municipal de la Ciudad de la Peña, después de una ceremonia funeral multitudinaria, una mañana lluviosa, recibía sepultura el pregonero mayor y cronista oficial de Martos. Su nombre titula una sala de la Casa de la Cultura, a falta de que la villa y la propia capital de la provincia rotulen una calle en honor de quien tanto las exaltó:

"Te vi sobre los campos verdes en un fondo azul de lejanías, / aún más cerca del cielo que cuando estoy contigo. / Eras como un algo nuevo de las cosas que se han visto de cerca / y luego en la distancia se llenan de bellezas. / Todo el corazón se me llenó de orgullo / y me dolía el alma de no ser campanario". 

 Junto al legendario cantaor el Cabrero. Foto cedida por Antonio Calvo Chamorro.
Junto al legendario cantaor el Cabrero. Foto cedida por Antonio Calvo Chamorro.

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COMENTARIOS

Julio Pulido Moulet

Julio Pulido Moulet Febrero 03, 2024

Gracias por este recuerdo imborrable de Miguel. Era tal como lo describes y mucho más . Poeta y amigo al que tanto debo.

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