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LA OTRA 'DIPUTACIÓN'

LA OTRA 'DIPUTACIÓN'

Por Javier Cano - Agosto 19, 2023
Compartir en X @JavierC91311858

El Santo Reino suma su presencia en el Palacio Provincial de la jaenera Plaza de San Francisco a otra ensolerada institución nacional: la Diputación de la Grandeza, que agrupa a los nobles de España 

Duques de Arjona, de Bailén, de Linares, de Santisteban del Puerto, de la Torre; marqueses de Bedmar, del Cadimo, de Cambil, de la Fuente del Moral, de Hinojares, de Jabalquinto, de Jódar, de La Guardia, de La Laguna, de La Rambla, de Linares, de Navasequilla, del Rincón de San Ildefonso, de Solera.

Condes de Alcaudete, de Bailén, de Bornos, de Corbull, del Donadío de Casasola, de Garcíez, de Huelma, de Las Infantas, de Pozo Ancho del Rey, de la Quintería, de Villardompardo, de Torralva (sí, con v); vizcondes de Begíjar, de Huelma, de Jarafe, de Linares, de Los Villares...

A riesgo de que alguno se quede en el tintero, esta treintena de sonoros títulos nobiliarios supone aproximadamente el uno por ciento de ducados, marquesados, condados, vizcondados, baronías y señoríos que llevan en su denominación el nombre de algún rincón de la provincia jiennense.

Un catálogo oficial redactado, actualizado y dependiente de la Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España y Títulos del Reino, donde no se puede decir que la presencia de escudos y blasones de inspiración jaenera sea precisamente profusa pero, eso sí, importante, prestigiosa:

"La nobleza del antiguo reino de Jaén es una de las más antiguas de España, por tener su origen en la Reconquista y concentrar parte de los títulos del reino más antiguos de nuestro país y establecerse en él las principales casas de la más acendrada nobleza castellana". 

Así de rotundamente lo afirma a este periódico José de Contreras y Saro, profesor universitario, miembro de la nobleza de Madrid (la 'non vileza' que recoge San Isidoro de Sevilla en sus Etimologías, pero en modo mar de olivos) y de una de las más linajudas casas nobles vinculadas con la provincia jiennense (aunque en su denominación no aparezca ni por asomo el mar de olivos): el condado de Torrecilla de Cameros, creado para los descendientes de Sagasta, el ilustre político del XIX.

De Contreras, que además es autor de numerosos trabajos de investigación sobre la nobleza española y el Derecho Procesal, añade: 

"Su antigüedad ha sido proporcional a su prestigio, reconocido en la actualidad por loas más importantes instituciones de la nobleza española". 

 José de Contreras y Saro.
José de Contreras y Saro.

No en vano, el mar de olivos puede presumir de títulos inmemoriales como el de Rey de Jaén, que actualmente recae sobre Felipe VI, y de otros con casi seis siglos de vigencia, caso del ducado de Arjona, otorgado por Juan II y que, a día de hoy, tras el fallecimiento de la duquesa de Alba, posee su hijo Cayetano Martínez de Irujo.

Por su parte, el condado de Huelma, de 1474 y creado por Enrique IV a favor de Beltrán de la Cueva, se suma a la decena larga de ducados, condados y marquesados del empresario y exjinete Joannes Ossorio. 

Seiscientos años, con sus días y sus noches, en los que los apellidos del primer duque, conde, marqués o vizconde (las baronías y los señoríos de origen jiennense están extinguidos o vacantes) se han quedado en el camino, pero no su historia ni los motivos que movieron a los monarcas pretéritos (el actual no ha creado ningún título aún) a distinguirlos del resto de los mortales. 

Hazañas bélicas, servicios a la corona, trayectorias destacables..., y siempre con un territorio concreto como 'dote' o donadío, lo que hizo durante siglos que los poseedores de los diferentes títulos nobiliarios de la provincia estuviesen vinculados al lugar que les daba nombre. 

Los Messía en La Guardia, los Benavides en Jabalquinto y Santisteban del Puerto, los Ceballos en Los Villares... Ello explica que estos y otros municipios jiennenses (incluida la capital) cuenten todavía con suntuosos palacios y obras públicas promovidas por las casas nobles cuyos escudos aún campean en fachadas, fuentes, templos y otras construcciones.

Ahí están la Casa del Almirantazgo en Alcaudete, el pilar guardeño de los Cinco caños, el palacio de Garcíez, el actual Hotel Palacio de La Rambla, en Úbeda (reconvertido en establecimiento hostelero por la actual poseedora del título), la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Jaén, ubicada en la que fuera mansión de los condes del Donadío...  Condado que, por cierto, heredará en el futuro el presentador y cantante Bertín Osborne.

O el también capitalino 'Conde Duque', antigua casa señorial del vizconde de Los Villares donde moró hasta su muerte el insigne Bernabé Soriano, 'el padre de los pobres', por poner solo algunos ejemplos. 

Una vinculación que, gracias a estas y otras posesiones (también las de carácter rural), justificaron que los nobles residieran en los territorios que los titulaban. 

 El popular cantante y presentador Bertín Osborne heredará el título ubetense de conde del Donadío de Casasola. Foto: Diego Sánchez Fotografía.
El popular cantante y presentador Bertín Osborne heredará el título ubetense de conde del Donadío de Casasola. Foto: Diego Sánchez Fotografía.

Sin embargo, los nuevos aires político-sociales del siglo XIX supondrían un antes y un después en este ámbito, como suscribe José de Contreras:

"Se producen dos fenómenos que modificarán la naturaleza de los títulos nobiliarios otorgados hasta esa fecha: la eliminación de los privilegios y la forma de propiedad que disfrutaban desde la Edad Media, que suprime los señoríos feudales sobre cuyos territorios el señor ejercía el poder político, militar y judicial, y los mayorazgos como forma de propiedad histórica que se transmitía de hijo mayor a hijo mayor, evitando el desmembramiento del patrimonio nobiliario".

El aristócrata continúa: "Por otra parte, la Constitución de 1812 deroga los privilegios de la nobleza equiparándola en su obligación de contribuir a los gastos del Estado", entre otros cambios trascendentales. 

A partir de ese momento, las distinciones concedidas por los monarcas modernos y contemporáneos no implicarían ya la entrega de terrenos o posesiones, con lo que los nobles terminarían, en muchos casos, por trasladar sus residencias hasta el punto de no conservar más que el toponímico original como reminiscencia de lo que, antaño, fue una estrechísima relación. 

Multitud de ellos partieron hacia la villa y corte y, como mucho, conservaron algunas propiedades en territorio jiennense que evitaron el desarraigo total de estos títulos. 

En la otra cara de la moneda, la concesión de nuevos condados y marquesados supuso cierto realce del 'ambiente áureo' en la provincia, ya en el XX, cuando los reyes del momento volvieron su mirada hacia el mar de olivos para, como escribió Antonio Machado, "repintar los blasones" de linajudos apellidos que en los años del primer cuarto de siglo, fueron premiados con la corona condal o marquesal. 

Así, el que fuera alcalde de Jaén y Madrid, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, destacado terrateniente y próspero empresario José del Prado y Palacio, fue creado marqués del Rincón de San Ildefonso por Alfonso XIII, en alusión a una de sus fincas espeluseñas. Para él se pidió en su día la creación de un condado de Jaén que, finalmente, se quedó en solicitud.

Del Prado y su esposa vivieron en el palacio de Villalta (marquesado del padre de la consorte), en la calle Llana de la capital jiennense, el mismo que durante la Guerra Civil fue sede del periódico Frente Sur y en cuya terraza se fotografiaron el poeta Miguel Hernández y su esposa, Josefina Manresa, ante una vieja máquina de escribir. Hoy día, Carlos del Prado y Cendra lleva el título que, durante solo seis años, pudo disfrutar su antepasado. 

Este histórico inmueble, precisamente, terminaría entre las propiedades de los marqueses de Blanco Hermoso, otra ensolerada casa nobiliaria de aquí, a quienes llegó en herencia de Prado y su mujer, pareja implicada en la mayoría de acciones sociales y culturales de su tiempo en la ciudad. 

Este marquesado junto con el de Cambil (también de 1920 y otorgado por el mismo monarca) son los últimos que incluyen en su denominación puntos concretos de la provincia. 

Pocos años antes, en 1917, Alfonso XIII había elevado a categoría de condado el antiguo señorío de Pozo Ancho del Rey, que poseía don Alonso Coello de Portugal y Contreras, largos años secretario-tesorero de la infanta Isabel de Borbón. Su palacio, en la calle Martínez Molina, frente a la Escuela de Arte José Nogué, guarda en sus muros un buen número de historias. 

Por su parte, la marquesa de La Rambla (Elena Meneses de Orozco y Gallego de Chaves) y el joven vizconde de Begíjar (Alonso Contreras de Toro) son los únicos nobles con título jiennense que, si bien no residen en sus casas solariegas, continúan vinculados (por vecindad o dedicación profesional) al Santo Reino fundado por Fernando III. 

 Álvaro Zuleta de Reales y Ansaldo, el actual duque de Linares. Foto: Twitter.
Álvaro Zuleta de Reales y Ansaldo, el actual duque de Linares. Foto: Twitter.

Entre los títulos extinguidos o en desuso, la muy nombrada baronía de Otíñar, que en realidad nunca existió oficialmente, o el ducado de Sabiote, sin dueño en la actualidad; en la misma situación se encuentra el condado de Huesa, antiquísimo, del siglo XV, o el vizcondado de Santo Tomé, que ni siquiera figura en la nómina de la Diputación de la Grandeza.

Y para coronar (nunca mejor dicho) este reportaje, una breve mención a aquellos títulos que sin contar con Jaén en su nombre, sí mantienen una estrechísima vinculación con la provincia.

Verbigracia el marquesado de Salobreña, que Juan Carlos I creó para el gran guitarrista universal Andrés Segovia y que, fallecido el artista, posee uno de sus hijos; o el condado de las Almenas, en manos hoy de los Caamaño pero que en el Jaén del XIX ostentó el jaenero Javier del Palacio y García de Velasco. 

Muy conocidos en estas tierras son los apellidos López de Mendoza, Mariscal, Palomeque..., que también desde tiempos decimonónicos han sido (y siguen siendo) titulares del marquesado de Blanco Hermoso; o los Messía, con especial recuerdo a doña Teresa Gómez Sáenz-Messía, protagonista de una controvertida lucha legal para recuperar el título de condesa de Humanes y grande de España allá por 2008, hasta entonces en manos masculinas.

Otro Messía, Javier, artista pintor afincado en Madrid pero ubetense de cuna, es señor divisero de Tejada, uno de los títulos más curiosos y pretéritos preservados desde tiempos de la Reconquista; además de miembro de la casa marquesal de Busianos, tan vinculada a la ciudad ubetense. 

Duquesa consorte de Santoña fue María del Carmen Hernández, creadora del sorteo de la Lotería del Niño, y condes de Benalúa y duques de San Pedro de Galatino son los descendientes de aquel obispo abulense cuyo cuerpo descansó durante siglos en una cajonera de la capilla del Santo Rostro de la Catedral de Jaén, diócesis que gobernó en el primer tramo del siglo XVI. 

Por su suntuosa capilla funeraria de Arjona es celebérrimo Fernando Ruano, barón de Velasco, y en lo que hoy es convento de dominicas de la jaenera calle Francisco Coello tuvieron su residencia los marqueses de Cúllar de Baza. 

En su día, el Ayuntamiento de la capital fue llamado palacio de Montemar, ducado que los Ponce de León compartían con su condado de Garcíez, y otro palacio, el de los Covaleda Nicuesa (popularmente de los Bonilla) es todavía propiedad de la familia de los marqueses de Bagnuli, título que recuperó el que fuera presidente de la Diputación de Jaén José Antonio de Bonilla y Mir. 

De los Uribe, nobilísima familia, quedan en la ciudad no pocos representantes vinculados a rancios títulos nobiliarios, y hasta por las venas de los escultores Higueras (de Santisteban del Puerto) corre sangre noble, de la mano del condado de San Rafael, lo mismo que por las de la familia Espantaleón, barones de Casa Goda. 

En otro orden de cosas, los caballeros de la Orden del Santo Sepulcro afincados en la provincia (que los hay, y varios) suman a su hermosa denominación la de condes del Sacro Palacio de San Juan de Letrán.

Termina aquí, y así, este (seguro) incompleto repaso a la cara más noble del Santo Reino, propicio en fachadas para escudos y blasones. 

 La marquesa de Solera, Casilda Medina Conradi. Foto: Facebook.
La marquesa de Solera, Casilda Medina Conradi. Foto: Facebook.

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COMENTARIOS

Angel Ruiz Garcia

Angel Ruiz Garcia Agosto 19, 2023

Interesantísimo artículo, como siempre, pleno de historia, en este caso noble, de mi querido Jaén. Tenía una somera idea de este tema, pero no podía imaginarme que pudiera ser de tanta magnitud ni importancia. Muy agradecido por agrandar mis conocimientos de mi solar nativo. Creo que quien ama a su tierra lo demuestra conociéndola y esa es mi sana y noble intención.

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